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12 jul 2007

La ignorada pantalla

¡ Hola!
Releyendo algunas cosas me encontré con este texto publicado en el ABC el día 13 de noviembre del pasado año, y ya que va relacionado, en cierta manera, con las nuevas tecnologías, aquí lo pongo, a ver qué opináis. El texto se titula como esta entrada, La ignorada pantalla.

Me ha parecido escuchar que un conocido actor ha convocado un concurso de cortos para proyectar en la que se considera la cuarta pantalla: la pantalla de los móviles.
Hagamos recuento. Primero, la del cine, después la de la televisión, luego la del ordenador y, ahora, la pantalla de los móviles. La ventana, que fue el primer recuadro por el que miramos el mundo, pasa entonces al mínimo, en la cuota de mirada, aunque sea la única pantalla que se puede abrir y por la que puede entrar el aire. En un viaje en avión observé algo curioso, y es que todo el pasaje, sumido en el sopor que dan las horas de vuelo, atendía como si de verdad le interesara, un programa de entretenimiento que consistía en fotografías superpuestas de amaneceres. Se me ocurrió levantar la ventanilla: estaba amaneciendo. Cualquier día, dejará de salir el sol, si no se proyecta. Ni los niños miran ya por la ventanilla del coche, absortos en la pantalla que hay detrás del reposacabezas de sus padres.
Yo ahora mismo estoy aquí, esperando que salga el sol por el horizonte, con esa manera que tiene de salir el sol en noviembre, con los rayos muy extendidos. Se empieza a vislumbrar la hierba, con su primera escarcha, y un avellano florecido de pájaros de invierno, y dos mirlos desenterrando lombrices que levantan con el pico y que, justo un segundo antes de ser engullidas, se enteran de que la tierra tenía cielo.
Mi padre, cuando mira esto que veo, exclama, más bien suspira:
“Hija, tú no vives en el mundo real”.
¿Cómo va a ser esto el mundo real si lo estoy viendo, ahora mismo, por una ventana?

A mí me pareció un precioso texto que nos recordaba la importancia de una ventana, de las de toda la vida (como digo yo). Yo, por suerte, desde siempre he podido ver el amanecer o el atardecer desde mi ventana, y no supe de la importancia de ello hasta hace unos días, que, hablando con una amiga, la cual vive en el centro de Madrid, le empecé a describir cómo era el atardecer aquí en Toledo, si alguna vez se había percatado de la gama de colores que desprende el sol... y cuál fue mi sorpresa que me contestó: "ojalá Emi, pudiera ver esa maravilla desde mi ventana, yo sólo veo casas, coches, contaminación..., apenas puedo ver el cielo entre tantos edificios, y muchísimo menos ver un atardecer...". De pronto me acordé de Heidi cuando se fue de las montañas a casa de Clara, y le entró una tristeza al comprobar que no podía ver las montañas, sus montañas... Y yo creo que a mí me pasaría igual, el no poder ver el atardecer todos los días, sería algo horrible (por lo menos para mí)... y como una imagen vale más que mil palabras... os he puesto una foto de mi atardecer, éste es de hoy...

1 comentario:

  1. Bonito texto, Emi.
    Y nos deja muy claro lo que es importante de verdad: no olvidarnos de la realidad, de lo verdaderamente esencial, de la Naturaleza.
    Las NNTT son importantes, sí, pero no debemos sentirnos apresados por ellas.

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