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11 jun 2008

ANÉCDOTA

“Aquella podría ser una mañana como cualquier otra. Un sujeto entra en la estación de metro, con unos vaqueros, camiseta y gorra, se plantea cerca de la entrada, saca el violín de la caja y empieza a tocar con entusiasmo para la multitud que por allí pasa, en la hora punta matinal. Durante los 45 minutos en los que ha tocado fue prácticamente ignorado por los transeúntes.

Nadie lo sabía pero el músico era Joshua Bell, uno de los más consagrados violinistas del mundo, y ha ejecutado unas piezas musicales conocidas en un instrumento rarísimo un Stradivarius de 1713, estimado en más de 3 millones de dólares. Algunos días antes, Bell había tocado en el Symphony Hall de Boston donde las mejores plazas cuestan unos módicos 1.000 dólares.

La experiencia gravada en vídeo muestra que hombres y mujeres de andar ligero, móviles en el oído, indiferentes al sonido del violín. La iniciativa del periódico “The Washington Post” fue la de lanzar un debate sobre valor, contexto y arte.

Estamos acostumbrados a valorar las cosas que están en un contexto. Bell era una obra de arte sin moldura. Un artefacto de lujo sin la etiqueta de marca.”


1 comentario:

  1. Por un lado me ha gustado, pero por otro...
    Me ha gustado por el violín, ¡me encantan!
    No me ha gustado por eso que nos dices, ¡qué injustos somos!
    Madre mía, si es que me estoy acordando de la gente "pintora" que me encuentro por las calles, en las plazas..., de cualquier ciudad, y parece que como están en la calle pintando no son tan importantes como las que tienen "un lugar techado"..., y al igual que con los músicos, los ves por la calle tocar alguna melodía, y la gente, por lo general, pasa de largo...,
    ¿Cuándo llegará el día en que valoremos las cosas por lo que son, no por su contexto?

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